¿Sabías que?
En la consulta diaria, son muchos los propietarios que se interesan por los parásitos externos (ectoparásitos), pero solo uno de cada cuatro (el 25%) conocen la existencia de los denominados parásitos internos.
Un tratamiento profiláctico basado en cuatro desparasitaciones al año (cada 3 meses), puede minimizar estos problemas.
Los parásitos internos constituyen un riesgo para la salud de la mascota y el propietario, especialmente en personas inmunodeprimidas y niños de corta edad.
El tratamiento y control de los parásitos internos y externos de los animales tiene gran importancia desde el punto de vista sanitario, tanto para prevenir las zoonosis (transmisión de enfermedades de animales a personas), como aquellas enfermedades que afectan únicamente a nuestras mascotas.
En la actualidad, hasta un 50% de los propietarios de animales desconocen o dan poca importancia al hecho de que los parásitos internos puedan causar enfermedades a su animal. Esta cifra aumenta hasta el 73% cuando hablamos de dueños que desconocen que dichos parásitos pueden causar también enfermedades a los humanos.
Normalmente, los ciclos vitales de los parásitos se encuentran bien adaptados a las condiciones climatológicas del medio en el que vivimos, aunque generalmente, su actividad se suele producir en determinadas estaciones del año (fundamentalmente en situaciones óptimas de temperatura).
Los protozoos
Los protozoos son organismos microscópicos unicelulares eucariotas; heterótrofos, fagótrofos, depredadores o detrívoros, que viven en ambientes húmedos o directamente en medios acuáticos.
Giardiasis
Giardia spp es un protozoo que puede parasitar el intestino de los animales y personas. Genera lesiones en el intestino que pueden producir desde un cuadro asintomático a diarreas mucosas sin restos de sangre con un pronunciado sindrome de malabsorción en animales, niños y personas con las defensas bajas. Su transmisión se produce por contacto con quistes presentes sobre alimentos, personas o animales infectados con Giardia spp.
Otros síntomas que puede causar son; fiebre, flatulencias, eructos, nauseas, vómito, cefalea, ictericia, urticaria y raramente dificultad para respirar.
Toxoplasmosis
¿Qué la produce?
Toxoplasma gondii es un protozoo que parasita el intestino produciendo una enfermedad conocida como Toxoplasmosis.
Éste parásito tiene como hospedador definitivo al gato, que despues de ingerir alguna de las formas del mismo sufre la replicación en su intestino y elimina millones de ooquistes cuando defeca.
¿Cómo la adquiere mi gato?
Generalmente los gatos se infectan al consumir roedores y aves, que son huespedes intermediarios.
Es decir, el gato que está parasitado con este protozoo elimina a través de sus heces los huevos de Toxoplasma, que maduran en el medio ambiente en un periodo que oscila entre 2 y 5 días.
La segunda vía de transmisión es la maternofilial o congénita (toxoplasmosis congénita).
¿Afecta al ser humano?. ¿Existe algún grupo de riesgo?.
El grupo de riesgo lo constituyen mujeres embarazadas e individuos inmunosuprimidos. Pudiéndose presentar abortos y lesiones fetales. Generalmente el contagio se produce por la ingestión de carne cruda o mal cocinada, embutidos poco curados, verduras mal lavadas, agua contaminada, leche no pasteurizada y al estar en contacto con heces del gato afectado.
¿Cómo puede infectarse el ser humano?
Los seres humanos sufren la transmisión del parásito por vía oral a través de:
- La ingesta de agua, carne, verdura, huevos, leche u otros alimentos contaminados por ooquistes que contienen quistes tisulares.
- Asimismo, puede infectarse al ingerir ooquistes procedentes de la manipulación de las heces de un gato.
Nemátodos
Principalmente Toxocara canis y Toxocara cati.
Principalmente Toxocara canis y Toxocara cati.
Los adultos de éste parásito son gusanos blanquecinos de tamaño grande que se alojan en el intestino delgado de los animales de compañía, provocando complicaciones como disminución del apetito, debilidad, distensión abdominal y diarrea.
Los
adultos de éste parásito son gusanos blanquecinos de tamaño grande que se
alojan en el intestino delgado de los animales de compañía, provocando
complicaciones como disminución del apetito, debilidad, distensión abdominal y
diarrea.
No
debemos descuidarnos, pues es una zoonosis parasitaria (que como definíamos
anteriormente, se transmite de animales a personas) causando lo que conocemos
como "larva migrans visceral".
Esta
situación se produce al ingerir accidentalmente el hombre los huevos con larvas
de éste parásito.
La
sintomatología y gravedad del proceso causado por la "larva migrans
visceral" depende del tejido u órgano afectado (foco neumónico en pulmón,
asintomático en el subcutáneo...)
.Echinococcus granulosus es el cestodo de mayor importancia y que con mayor incidencia afecta al perro.
Los huevos de dicho parásito se eliminan en las heces del perro, contaminando el medio y siendo un riesgo potencial para el ser humano.
Dicha infección da lugar a la formación del llamado quiste hidatídico, fase larvaria de ésta tenia.
Las personas adquieren la enfermedad por contacto directo con perros infectados o de modo indirecto por consumo de agua, vegetales o fomites contaminados con heces de perros parasitados.
¿Qué daños pueden producirnos a mí y a mi mascota los parásitos internos?
Los daños que pueden ocasionar los parásitos son diferentes en función del tipo, especie y ciclo biológico.
Estos daños se pueden resumir en tres:
- Malabsorción y sustracción de nutrientes con el consecuente retraso en el crecimiento del perro, e incluso aparición de anemia (por pérdida de nutrientes esenciales y sangre) y emanciación/caquexia.
- Daños físicos: producidos por la acción del parásito sobre el hospedador (acción traumática sobre el intestino, obstrucciones del tracto gastrointestinal...).
- Toxicidad: ante las secrecciones y productos de deshecho generados por el metabolismo parasitario, que pueden causar reacciones de hipersensibilidad en el hospedador
¿Cómo puedo prevenir y controlar los parásitos internos?
El correcto cumplimiento de la pauta de desparasitación (una vez cada tres meses en los perros adultos), suele ser suficiente para evitar este peligrosísimo problema.
Sin embargo hay otras acciones que puedes llevar a cabo para evitar perpetuar el ciclo del parásito o la infección de tu mascota:
- Retirar los excrementos de nuestra mascota de la vía publica y evitar el contacto con la de otros animales.
- Desparasitar con regularidad y una pauta bien clara según indique tu veterinario.
- Mantener a tu animal bajo niveles de limpieza correctos y mantener una buena higiene (lavándose las manos con frecuencia, especialmente antes de comer).
- Realizar un análisis de heces con carácter anual (o siempre que se indique ante una posible enfermedad parasitaria).
- Alimentar al animal con pienso específico, evitando la carne cruda.
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